sábado, 14 de mayo de 2011

Cóndor

Era nuestra mascota, nuestro perrito...Le decíamos  ¡¡ Cóndor!! cuando había hecho una de las suyas... y gordito, “Don mañas”, condorito, condorflaix,   condoripio,  por lo regular.

Cóndor era un collie  hermoso y fue nuestro perro de la niñez y de todos los juegos de mis hermanos y yo.

Nos lo regaló, la tía Chacha y a partir de entonces se volvió parte de nuestra familia y de todo lo que pudiéramos inventar...

Y para una niña de siete años como yo, todo era emocionante, acompañarlo a sus vacunas, llevarlo a pasear, ayudar a bañarlo... el tiempo transcurría demasiado lento en el reloj, en las clases, en la primaria y yo quería que fuera la una de la tarde, hora de salida, para regresar ... para ver a un cachorrito con el que podía incluir en mis juegos de niñez.

Cada uno de mis hermanos, lo quería distinto... mi hermano mayor , se lo llevaba a correr, mi hermana como  toda adolescente quièn sabe què tantas historietas platicaba con el Cóndor, que en ocasiones, parecía escucharla muy atento.

Fue creciendo con nosotros;  y  a  cada  uno,    nos querìa también distinto, le encantaban los dulces de mazapán y las paletas payaso y cada navidad de las  catorce  que vivió, le tocaba su cena especial... ¡caray! además en esas fechas, eran días de trabajo para èl... trasnochar y hacerse el protagonista con sus ladridos ruidosos, junto con los juegos pirotécnicos que se escuchaban, afuera, en las calles.

Eso sì, jamás de los jamaces, ni por equivocación, quiso a los gatos... quién sabe qué trauma tendría... o bueno, ya lo recuerdo...en el jardín cuando era un cachorrito como de tres meses, dos gatos, lo querían atacar... eso yo creo se le quedò grabado...

Cóndor, cayó en buenas manos, todos lo queríamos, pero también por ser noble, por ser como era ... y por eso vivió tanto... porque se salvó de muchas... la raza collie, se distingue por ser bastante enfermiza... sin embargo, el perro era muy fuerte, lo digo porque en una ocasión se encontraba realmente grave... y el veterinario con  el  que lo llevamos de emergencia, no tuvo ángel suficiente... le había inyectado una bomba de penicilina para la infección y algo para que durmiera ... el perro ya no dejò que el veterinario aquel, se le acercará, así débil, sobre la plancha de metal, tenìa fuerzas todavía para gruñirle, era una advertencia directa y sólo estuvo tranquilo y se fue durmiendo hasta que mi hermana y yo, le colocamos nuestras manos cerca de su nariz... sólo así, se fue quedando dormido.

Se fue recuperando, un tiempo màs para seguirnos alegrando... y  quizà lo recuerdo   porque   la imagen   del perrito, la relaciono  cuando  todos estabamos juntos, cuando todos eramos  unos niños y todo  era  màs  sencillo...

Sin  embargo,   nuestro   perro  se muriò de  viejito... queríamos un milagro para que sobreviviera y tuviera las mismas fuerzas de años atrás... lo enterramos a la sombra del pino del jardín... todos le lloramos... Papà nos abrazo y también lloró con nosotros y escribió una carta... una carta triste...

Comienza asì, es un  pequeño  extracto...

HOY A NUEVE DE SEPTIEMBRE, HA MUERTO EL PERRO AMADO DE MIS HIJOS.

HA MUERTO EL QUE LLEGÒ HACE CATORCE AÑOS, A ESTE HOGAR, SIENDO APENAS UN CACHORRITO.

HOY EN ESTE DÌA MURIÓ EL QUE FUE COMPAÑERO DE JUEGOS, DE MIS HIJOS TODOS, QUIEN VIO CON SUS OJOS NOBLES LAS PENAS Y LAS ALEGRÌAS DE ESTA CASA”...